Letras y Cuentos de mi Sangre: Para mis hijos

domingo, 30 de septiembre de 2007

Para mis hijos


En un día muy distante de este día
Y en un lugar distante, muy distante,
Quizá, hijos míos, recorráis mis páginas
Sin que pueda encontrarme yo delante.
Yo no quiero que así sea, os aseguro,
Mi ideal es guiarles de la mano,
Allanarles el camino de la vida
Y que seamos los tres, cual tres hermanos.
Mas no siempre los deseos se realizan,
No siempre los proyectos se concretan,
Muchas veces se esfuma en el espacio
La mejor intención y la más bella.
Pero si es que no puedo estar, si estoy ausente,
Sea cualquiera el lugar donde me halle,
He de estar con ustedes igualmente
Aunque ustedes no escuchen mi palabra.
Yo quisiera que Dios me prodigara
La ternura infinita del poeta
Y volcar para ustedes en los versos
Las más lindas palabras, las más bellas,
Las que puedan llegar a vuestras almas.
Y si aún ellas se encuentran indefensas,
Resguardarlas cual coraza protectora
Del viento, la marea y la tormenta.
Yo quisiera que Dios me prodigara
Aunque fuese tan sólo un instante
Como gracia postrera de la vida,
La virtud de escribir para vosotros
Aquellos pensamientos que se anidan
A veces en mi alma tormentosa.
Y que creo quizá les serviría
Como arma infalible, portentosa,
En los arduos camino de la vida.
Es difícil a veces, hijos míos,
Conducir el barco en las encrespadas olas,
Cualquier indecisión en el comando
Puede estrellarnos contra afiladas rocas,
Un golpe de timón mal dirigido
Puede hacernos heridas peligrosas,
Que sin herirnos de muerte, igual nos matan
Porque se hacen heridas venenosas.
Por eso es necesario, es inminente,
Saber lo que queréis y a donde vais,
Dar un paso adelante, equivocado,
A veces puede resultar fatal,
Y por más que existe el retroceso,
No podemos volvernos para atrás,
La conciencia que puede lastimarse
Suele ser muy difícil de curar.
Evitemos entonces lastimarnos
Y evitemos también el lastimar.
La conciencia transformada en enemigos
No prodiga descanso, calma y paz
Y vive atormentando, mientras vive,
Cualquier instante de felicidad.
Tratad de comprender al semejante,
Tended la mano al que caído está,
No empujéis con el pie al que vacila
Ni despreciéis al que ha pecado ya;
Todos, mis hijos, por un mandato expreso,
Nacemos llenos de virginidad,
Luego la vida por circunstancias mismas
Suele quitarnos más de lo que da.
Y si nadie se acerca a cobijarnos
Seguiremos pecando en el pecar.

11 de noviembre de 1967

1 comentario:

LuzdeLuna dijo...

Cuántas frases llenas de razón.... cuántos buenos consejos de como ser en la vida, y cómo dirigirla, .....como pasar por ella sin herir a nadie....cuánta dedicación mostraba, por vosotros, sus hijos.....sin duda un gran pensador y poeta.....

....un buen post para la reflexión sobre cómo somos en la vida......

......besos dulces........Luzdeluna