A mi buen y querido amigo el Dr. Antonio Abssi
Tú qué puedes saber para juzgarme,
Crees que tienes para ello condición.
El dolor, buen amigo, hay que sentirlo
Para dar del dolor una opinión.
Tú no puedes saber por más que sepas
El problema que crea en derredor
La tenencia de un hijo que es enfermo
Y es origen y producto del amor.
Quiera Dios que por nunca necesites
Ahogar entre sollozos un dolor
Y nunca ante la vida te reveles
Ahogado por la desesperación.
Yo sé bien lo que es soñar un mundo rosa
Y despertar y sentirse desmayar,
Y tener necesidad de estar dormido
Y ahogar toda esa pena en el placard.
Yo sé bien lo que es andar sin la conciencia
Del momento, del lugar y situación,
Y retener un impulso a cada instante,
Destrozando para ello el corazón.
Tú no puedes saberlo, buen amigo,
Tienes todo lo que te hace sonreír,
El coloquio de tus hijos y sus risas,
Ellos te hacen olvidar y ser feliz.
Yo en cambio no conozco su palabra,
Vivo siempre ahogado en el dolor.
Pido a Dios que me ilumine y me de fuerzas
Mientras lata ese pequeño corazón.
Tú no tienes la culpa que la ciencia,
Que el cuerpo tan bien te lo enseñó,
No te diera, buen amigo, la receta
Para curar este mal que sufro yo.
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