Nubes rojas, nubes rojas como sangre, como fuego.
Nubes rojas que yo he visto esta mañana en la hora
En que el mundo estaba quieto y yo vagaba
Con el alma tan cargada, como aquellas nubes rojas,
Con reflejos del dolor de mis pesares como rayos
Que el sol, sobre las nubes que yo he visto, reflejara.
Nubes grises, nubes grises como plomo, como acero.
Nubes grises con aspecto de metales fríos y hoscos,
Como síntomas de penas superpuestas en el pecho,
Como el frío de aquel frío como nieve que quedara
Cuando tú, tan fríamente proponías separarnos,
Por no sé qué vil destino, de la vida o de la nada.
Nubes rojas que yo he visto esta mañana en la hora
En que el mundo estaba quieto y yo vagaba
Con el alma tan cargada, como aquellas nubes rojas,
Con reflejos del dolor de mis pesares como rayos
Que el sol, sobre las nubes que yo he visto, reflejara.
Nubes grises, nubes grises como plomo, como acero.
Nubes grises con aspecto de metales fríos y hoscos,
Como síntomas de penas superpuestas en el pecho,
Como el frío de aquel frío como nieve que quedara
Cuando tú, tan fríamente proponías separarnos,
Por no sé qué vil destino, de la vida o de la nada.
04 de Mayo de 1957
1 comentario:
EL TRUEQUE
"Una vez en el cruce de un camino, un Poeta pobre encontró a un rico Estúpido, y conversaron. Y todo lo que decían revelaba el descontento de ambos.
Entonces el Ángel del Camino se acercó y posó su mano sobre el hombro de los dos hombres. Y, creedlo, un milagro se produjo; ambos intercambiaron sus posesiones.
Y se alejaron. Pero, cosa difícil de relatar, el Poeta miró y encontró sólo arena seca en sus manos; y el Estúpido cerró sus ojos y sintió nada más que nubes en su corazón".
Khalil Gibran
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