Un pedazo de amor

Debimos separarnos porque el Destino quiso,
Quizá al morir tu amor no murió en el mío
Pero ninguno de los dos ha de olvidarse
Aquello que soñamos y vivimos.
Fuiste la luz que iluminó mi vida.
Yo he sido el fuego que calentó tu cuerpo,
Destellos ambos que juntos nos llevarán
Al páramo feliz de nuestro templo.
Hoy el templo cayó, se ha derrumbado,
Quedó un pasado cubierto de recuerdos,
La estrella que en el Cielo nos unía
Y un enorme montón de sueños muertos.
No te guardo rencor por lo pasado,
No me guardes rencor por cómo he sido,
Porque aún podemos encontrar allá en el Cielo
El pedazo de amor que no vivimos.

Noviembre de 1968