Letras y Cuentos de mi Sangre: Vejez

sábado, 13 de febrero de 2010

Vejez


Llegará un día en que mis piernas tambaleen.
Entre mis ojos y la copa de los árboles
contra el azul del cielo,
se extenderá la niebla.
Mis oídos serán obtusos a la voz de los demás
y no reconoceré el olor de los jazmines.
Mi mano no podrá tomar el lápiz,
las palabras tan amadas se irán a otra parte.
Ese día tal vez olvide el nombre de las cosas
y las calles se me harán laberinto.
Será esquivo el contacto de los otros
y recóndito el lugar en que me encuentre.
Cuando ese día llegue, preservaré de la catástrofe
la memoria de lo vivido,
las montañas que trepé y los caminos que anduve,
el Cerro de los Siete Colores
y los libros de Julio Verne,
el susurro de mi amor, el ladrido de mi perro,
y el Magnificat de Bach,
los cuentos de mi padre,
el aroma de los tilos de la Av. Montes de Oca
y el del bizcochuelo que hacía mamá.
Señalaré los objetos queridos,
redescubriendo el mundo a la distancia.
Si me pierdo, sabré que alguien vendrá a buscarme.
Abrazaré y besaré a lo loco,
y me asomaré del escondite de mi alma apenas me llamen.
Cuando llegue ese día, como ahora,
preferiré el agradecimiento al rencor,
y me declararé devota de la vida,
y no su víctima.

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