Letras y Cuentos de mi Sangre: Cuento breve

sábado, 15 de agosto de 2009

Cuento breve

Un señor mayor subió al colectivo. Era ciego.
Casi a media voz, en actitud respetuosa y humilde, atrajo en segundos la atención de los pasajeros.

-Yo no soy vendedor. No pretendo venderles nada. Tan sólo soy escritor… y abuelo. Quiero compartir con ustedes, si me lo permiten y es de su agrado, un cuento de mi autoría. Un cuento corto, sencillo. Porque mañana es el día del Abuelo, aunque muchos no lo recuerden. Gracias a todos por su atención. Que Dios los bendiga.

El cuento dice así:

La maestra de salita azul se planta frente a los chicos y pide silencio:
-Chicos, chicos, por favor, hagan silencio que quiero decirles algo muy importante. Hoy vamos a hablar del abuelo y cada uno de ustedes me va a decir qué es un abuelo. ¿Entendieron?
-¡¡¡Sí!!! –contestan todos a coro.
-Y… un abuelo es un abuelo –dice con seguridad un nene de adelante.
-Es un señor que, como no tiene hijos chiquitos, usa los de los demás –agrega otro.
Y así continúan uno a uno.
-Es un señor viejito que ni siquiera puede correr como nosotros.
-Es alguien que no nos dice “¡Apurate!”
-A veces es la voz del otro lado del teléfono que me dice “Hola, mi chiquito”.
-Es una persona que tiene todo el tiempo del mundo y sólo está ocupado cuando hace cosas conmigo.
-Un abuelo es una abuela pero hombre (risas)
-Es alguien viejito que no se puede ni agachar pero así y todo hace un esfuerzo enorme y se agacha para atarme las zapatillas.
-Es el que no le importa contarnos el mismo cuento muchas veces.
-Es el que cuando salimos a pasear con él, se detiene para enseñarnos cosas locas como bichitos raros o un ciempiés de muchos colores.
-Es alguien que todo el mundo tendría que tener.
Cuando todos terminaron, la maestra los mira con ternura y les dice:
-Tomen este papel y péguenlo en el cuaderno.
Allí decía: “Érase una vez un lobo bueno al que maltrataban todos los corderos. Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa, un pirata honrado y además un abuelo sin dolores, con memoria y que podía correr. Todas esas cosas había una vez, cuando yo soñaba un mundo al revés”.

(El señor del colectivo… No sé su nombre)

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