Luego manitas queridas, que agitándose de lejos,
Decían en su lenguaje, hasta pronto, hasta la vista,
Y un ruido infernal con fuego, de motores a turbina.
Majestuoso y lentamente el avión tomó la pista,
Yo corrí hasta el espigón, quería en la recorrida
Cuando el avión regresara ya veloz tomando pista
Con el pañuelo en el aire, decirles, adiós mis vidas.
Mas sólo fue una intención, no volvió el avión de nuevo,
No le importó que esperara yo agitando mi pañuelo,
Y entonces pensé, qué sabe, si tiene el alma de acero.

4 de Febrero de 1968
No hay comentarios:
Publicar un comentario