
Siempre esta gran soledad.
Te vas porque yo te quiero
Con un amor sin igual.
Te vas para que te espere
Y sueñe que has de llegar
Con un amor de pureza
A alegrar mi soledad.
Cuando no tengas fuerzas para luchar, recuérdame; dónde estés tú, yo iré en procura de alivio y de consuelo. Ya no me será posible mantener el alma separada un sólo instante de la tuya.
Tómame como ejemplo de voluntad y sacrificio, ello habrá de reconfortarte siempre. Cuando te sientas agotada, recuerda aquellos mis zapatos viejos y piensa que, con un lastre mucho más pesado que el tuyo, yo puse por sobre todo la inquebrantable voluntad y que triunfé. Sí, amada: triunfé.
Triunfé sobre la vida que quiso amilanarme.
Triunfé sobre el destino que quiso aniquilarme.
Y hoy, sintiéndome rico por todas mis bellezas, me siento muy dichoso, amada, que me ames.
Elena querida, ilusión pura de toda mi vida… Mis riquezas que son tuyas, son las que harán vibrar tu alma y harán que triunfes para que en tu triunfo esté el triunfo de los dos frente a la vida.
Amada… ¡Adelante!
5 de Abril de 1957
22 de Octubre de 1971